No podía faltar una entrada dedicada al lloro de
la vid. Para esta ocasión he preparado esta ilustración con unos toques de vino,
se trata de una chica derramando lágrimas de vino.
Y es que hace unas semanas tuvo lugar la primera manifestación externa de actividad en las vides, en la que éstas comenzaron a llorar. Este fenómeno se da como consecuencia del inicio de la actividad del sistema radicular donde las raíces comienzan a absorber agua y nutrientes del suelo. El líquido que llora la vid no es más que el resultado de una purga y renovación interior, en la que la savia recorre la cepa y al llegar a las heridas de poda (aún sin cicatrizar) emerge hacia el exterior.
En el lloro juega un papel fundamental la
climatología ya que para que éste comience, la temperatura del suelo debe ser
superior a los 10ºC, para que se produzca la inducción a la entrada en
actividad de las raíces. Además debe de haber agua disponible en el suelo para
que las raíces comiencen a absorberla. De este modo la temperatura influye en
la fecha de inicio del lloro, y la pluviometría marcará la humedad del suelo
por lo que los años más secos se producirá una menor cantidad de fluido tal y
como ocurrió en Rioja durante la campaña 2011-2012. No se debe olvidar que en
la cantidad de fluido expulsado también influye la edad de la vid, siendo tal
que una cepa joven llorará más que una cepa más vieja. La cantidad de fluido
expulsado es variable, pudiendo alcanzar hasta los 5 litros por cepa se verá
estará influida por los factores anteriores.
El lloro de la vid cesa cuando los cortes de las
heridas de poda se taponan, avisando de que el final del reposo vegetativo de
la vid se acerca a su fin.