sábado, 28 de febrero de 2015

Bayas de racimo


Si habéis leído la presentación del blog ya sabréis que voy a intentar fundir el mundo de la enología y la viticultura con el de la pintura.

Mis orígenes en el mundo de la pintura son muy recientes. A pesar de que siempre he dibujado y pintado mucho en casa –siendo los lápices, rotuladores y folios unos juguetes más para mí–, nunca he ido a ningún sitio donde me guiaran a la hora de pintar y dibujar.

Cuando comencé a estudiar en la universidad abandoné por completo la idea de dibujar y pintar, aunque fuera solo por mi cuenta.

No fue hasta el pasado curso 2013-2014 cuando comencé a ir a clases de pintura y dibujo, quedándome totalmente atrapada en este mundillo.

Voy aprendiendo poco a poco pero de forma constante gracias a mi profesora de pintura María.
El primer trabajo que os traigo es uno de los cuadros que he hecho en estas clases. Se trata de un díptico pintado a acrílico.

Como veis, parto de una fotografía preciosa que no se queda solo en las bayas, sino que a través del reflejo de las mismas nos permite ver unas botellas y copas de vino, en lo que podríamos adivinar que es una bodega.

Así que una vez tenía la fotografía, ¡me puse manos a la obra!


En primer lugar situé todas las bayas en los lienzos ayudándome de una cuadrícula. Con ello me aseguré de que las dibujaba de una manera proporcional a la imagen original.


Sé que esta primera vista del cuadro no impresiona demasiado, pero es un momento fundamental, ya que facilitará muchísimo el trabajo una vez se comience a pintar.


Aquí podéis ver el cuadro con una primera capa de pintura. Como podéis ver el cuadro ya ha cogido forma y todas las bayas están manchadas.


Y por último, aquí tenéis el cuadro terminado. No os voy a engañar, la verdad es que me ha encantado el resultado final, sobre todo el volumen de las bayas de la parte superior izquierda.



Espero que os guste, en la próxima entrada os enseñaré mi primer experimento de pintura con vino.